jueves, 4 de noviembre de 2010

Susana, sacado del libro a traves de mi ventana, mi libertad,

 Me  consume el recuerdo, aquí  me hallo  en el punto más dañino que una víctima se puede encontrar.
Hoy es mi clausura, no puedo más, he conseguido una receta de antidepresivos, el alcohol de una marca blanca se convertirá en mi aliado, tengo pena en mi corazón, los recuerdos  me hacen  arrastrarme  por las tinieblas pues el pasado me amarga pues mi mente repite cada escena de violencia, quiero muerte, no quiero vivir más con esto.      Soy  un estorbo, no merece la pena seguir respirando,  abro la caja de las pastillas, son pequeñas, de color rosáceo.
 Cada comprimido que me tomo, me va nublando la cordura, se agrega la sensación de poder descansar, de tener paz mental, nula desde que tengo uso de razón, siento como la pastilla entra en mi garganta, pasa por mí estomago y me siento dichosa.¡ Por fin descansaré de mi reproche.!
No sé qué día es, si llueve o hace sol en la calle, estoy en el salón, las persianas están bajadas, me hallo en frente del televisor, miro sin observar una película de dibujos animados, gimoteo pero desconozco  la razón.
Mis lágrimas saben a desespero, a engaño, a racismo,  a rudeza, a maldad, a ferocidad.
No sé cuantas pastillas  tengo en mi estomago, me mareo, estoy sintiendo una felicidad no sé si es real, o sólo es imaginación mía, pero me atrae, pues acalla las preguntas  que me han acompañado a lo largo de mi existencia.
 Hoy he decidido acabar con todo.  Esto es insoportable, nadie entiende como soy, este veneno no me va hacer más daño  que la hipocresía de mi gente, las burlas, las miradas sucias, soportadas pero no superadas.
No tengo la culpa de ser de una familia vulgar,  nací de una violación  consumada, al igual que casi todos mis hermanos
Pertenezco a una barriada  de una ciudad céntrica. Mi padre consumía toda clase de drogas.  Mi  madre era una  mujer  ignorante, llena de complejos y sin capacidad de cuidarnos.
Ella pensaba que salíamos de sus entrañas  ya hechos.
Somos 15 hermanos. El único que fue listo   es mi hermano Juan. ¡Qué suerte!  Se dejó manosear  y le metieron en la jaula de oro. No sé mucho de él, al principio nos traía comida, pero después desapareció.  A veces lo veo en la tele,  el flipao   se le nota mucho que es mi hermano, no ha podido borrar con el dinero de su amado, la mirada astuta que tenemos los Pérez. Si que sabe, el macho de cabra.
Los demás, somos conejillos de esta sociedad,
 No soy muy buena en hablar de mi vida   he tenidos muchas lumbreras entre ellas, la miseria,  el frío, el engaño, el  malestar,  la pena de no saber que vas a comer ese día. La calle, mi casa es la calle.
Cuando es de día la avenida  es más tranquila, se puede controlar, compites hasta con tus propios hermanos, con tal de que la primera limosna llegue a tus manos. Eso me garantizaba ser la primera en comer caliente
 Tengo sueños ,el más destacado es ser algún día  carpintero, sé que soy tía, pero así podré hacer  muchos muebles  para mi abuela. La pobre, nos crió  con dos ollas de acero y seis platos hondos ¡como quiero a mi yaya! Mi abuela es una bendita, ella si que sabe de cristaleras   mi yaya se llama María de las mercedes, ella es una mujer de las pocas.
Yo creo;  que el presidente del gobierno  tendría que ponerle una estatua a mi yaya cuando estire la pata porque ella es lo mejor que nos ha pasado, uf, como  me duele hablar de ella. .. mi yaya era todo para mi,
Mi vida ha sido como tantas personas que por casualidades de la vida no tiene un hogar digno , y  la calle a sido su mejor amiga, no podíamos elegir, y así nos ha ido a todos..
en la calle conocí al padre de mis dos niños, pero por nuestros problemas los perdimos, y de nuevo..

 Yo fui a parar al agujero de siempre.
He seguido en él hasta hace unos meses, ya que desde mi última vez que intenté matarme han pasado muchas cosas.
La más especial es que sé donde están mis niños, y si todo sale bien podré recuperarlos.
No puedo negar que mi ventana por fin tiene sentido, estoy  dispuesta a poner de mi parte, pues la mano amiga me da dado la oportunidad de ser persona.
Curiosa la vida, desamparo  para muchos, con el hervor a cuestas, con la nostalgia de poner comer caliente, de sentir un abrazo en medio de las tinieblas, sube y baja nuestro caminar y de repente al pedir ayuda esta puede materializar.
A veces reímos pero estamos llorando en nuestro interno.
Yo creía amar cuando era necesidad. Fui alumna de la mentira, de la violencia, de la culpa y finalmente de la auto destrucción,
Hoy hace un año desde que…
Es una fecha señalada,  mis camaradas tienen una herida que sale en los momentos claves, todos somos vulnerables a la perdida, espesa en forma de tiniebla.
El rechazo es lo que más duele os lo aseguro.
La sociedad  no quiere comprender nos que lo que nos ofrece sólo es un parche, la raíz es cómo nos han educado.
Los de la sociedad deben saber que el alcohólico rechaza la comida porque ha decidido destruirse,  la comida representa el calor del hogar, el alimento hace poder discernir  cuando ellos lo que desean es olvidar.
El drogadicto necesita su dosis  para evadirse de los recuerdos, no se puede convencer porque os separa una barrera, ¡atrevido es el que le dice que lo que le adormece es malo para él!
Todo el que tiene adicción ha conseguido su equilibrio entre los dos mundos, ignorante de las consecuencias, malvive en el límite.

Nosotros si que aceptábamos comida,  cuando nos la daban, nos abrazábamos  e íbamos corriendo bien lejos, cuando nos sentíamos seguros,  nos repartíamos la comida. Lo que más nos gustaban era los plátanos maduros, tienen un sabor dulce aunque sabían un poco a vino,  quizás nos acordaba cuando estábamos en el vientre de nuestra madre.
Una vez, nos dieron tres latas de atún pero   sin abre fácil, el cholo un amigo nuestro lo abrió con la boca, se partió dos dientes. El cochino se le ocurrió regalárselo a  mi hermana Marta, como regalo de amistad, decía que era un amuleto, que nos iba a traer suerte,  ella le juró amor eterno, asombroso.
 La pasma por lo contrario, se portaba bien con nosotros ya que la patrulla era siempre la misma  sabían lo mal que lo pasábamos, que sobre vivíamos.  Nunca nos molestaron  más de la cuenta, a veces incluso, nos traían comida, ropa, juguetes de su propia familia eran buena gente. Desde aquí, les doy las gracias a Pepe el bigote, y a Gustavo el sandalia.
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 He decidido sacarme el graduado escolar,  esperar a que este libro salga a la luz   para poder hacer mi sueño realidad, también sé que me ayudarán saldré adelante, lo sé porque he mirado a los ojos a la mano amiga, no miente, dice la verdad, ella lo va a conseguir porque cree en ella, es la clave de todo creer en uno mismo.  Ahora ya no fumo droga, estoy limpia, me cuesta mucho, pero tengo sueños, quiero ser carpintero. ¿Me ayudas a conseguirlo? Gracias   por tu mano amiga. Se lo dedico a mis compañeros de la calle, a mis hijos y mi yaya.
 Atentamente Susana. Navidad 2005


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